Ardor de botillo
Linograbado sobre papel hecho a mano.
Dimensiones de 18×18 centímetros.
Edición limitada de 10 estampas.
Disponible en tienda online.
Decir «botillo» en El Bierzo es como decir «paella» en Valencia, «cassoulette» en Occitania (Francia) o «bandeja paisa» en Antioquia (Colombia). El botillo es un embutido relleno de costillas de cerdo adobadas que se come cocido con repollo y patatas. Tradicionalmente, las familias preparaban unos pocos botillos tras la matanza a comienzos del invierno, por lo que el primero de ellos se solía comer en Navidad y el último en Carnaval. Por eso, Carnaval es también tiempo de botillo en El Bierzo. Y, precisamente, porque es muy típico celebrar esta fiesta en familia comiendo un botillo, he hecho este papel reciclado, inspirado en el confeti y en las serpentinas, para estampar este grabado.
Investigando en Internet, encontré algo de información respecto al origen de este plato típico. Resulta que fueron los monjes eremitas de las montañas bercianas quienes comenzaron a preparar este embutido y, cuando recibían visitas al monasterio, lo cocinaban para sus huéspedes. Y es que el botillo gustaba tantísimo a los que lo probaban que «no podían olvidar el picazón y todo se les volvía suspirar por la golosina perdida”.
Pero el título de este grabado no procede, únicamente, de esa historia. Hace unos años mi hermana jugaba en un equipo de roller derby. Algo muy divertido de este deporte es que las jugadoras se ponen «nombres de guerra» del estilo Killer Queen, Bloody Girl, Luz Maligna o Zorra Indomable. Así que solíamos reírnos muchísimo pensando posibles nombres para ella. ¿Imagináis cuál era la propuesta favorita?




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